Aveces soy olvidadiza, en verdad, siempre. Siempre soy olvidadiza. Puedo recordar las cosas mucho tiempo después, o puede que jamás las recuerde. Aunque cuando suelo recordar, las cosas ya no se me van más. Siguen palpitando en mi mente, siguen intactas con el aire.
Es que el aire logra cosas maravillosas. Tan maravillosas que se van, pues las cosas en algún momento desaparecen. Desaparecen, para dejarnos una enseñanza y los árboles nos dicen a gritos que no todo ocurre en vano.
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